casi 6 meses sin ti.

Sé que llego tarde, llego tarde a decirte todo aquello que no te dije cuando pude, todo aquello que debí decirte cuando estabas a mi lado...

Y es ahora cuando me arrepiento (como suele pasar), de no haberte dado todos los abrazos que merecías, de no darte las gracias por haberme hecho ser la persona que soy hoy, de no haberte dado las gracias por todas aquellas cosas que hiciste por mi. Tal vez, nunca conoceré persona tan fuerte... aunque me reñías cada dos por tres cuando dejaba la habitación desordenada, cuando me decías que te pintara las uñas y se me olvidaba, cuando no ayudaba a mi madre, cuando no hacía las cosas correctas... pero a su vez, eras la primera en felicitarme cuando hacía las cosas bien; eras la primera en soltar lágrimas de emoción cuando veías que todas aquellas 
cosas por las que luchaba, las conseguía; eras la primera en decirme que pensara en mi, en mi futuro, y que estudiara todo aquello que amaba, y aquí me ves... haciendo uno de mis sueños realidad. Y qué orgullosa estoy de que vieras, aunque fuera poco tiempo, lo feliz que estaba por haber podido alcanzar aquello que quería. Aún recuerdo el día que te llamé diciéndote que me habían cogido en lo que quería estudiar desde pequeña, y tú, tan emocionada como siempre, no pudiste contener tus lágrimas, felicitándome y diciéndome que sería la mejor de la clase. 

Hace ya un tiempo que me dejaste, y aún sigo sin acostumbrarme a que no estés. A sentarme los domingos en la mesa y no verte presidiéndola y preguntando: "Què? Com està la paella?". A que hayan llegado fallas y no haya ido a comer a tu casa para poder ir a ver juntas la mascletà. A enseñarte todas las fotos que hago y contarte todo lo que aprendo día a día en clase. A que ahora llegue verano, no salgamos "a la fresca" juntas, no te pinte las uñas de tu color favorito y no podamos comentar sobre todo el mundo que pase por delante nuestra.

El dolor, dicen, es algo que hay que expresar y sacarlo de dentro, porque si no lo expresas te hundes a ti mismo... yo, por suerte o desgracia, el dolor sé guardármelo para mi, para no dañar más aún a quienes también te querían, aparentar ser fuerte delante de ellos... y eso me ha llevado a no poder superar tu adiós, a no poder dejar de llorar cada vez que me ha venido tu imagen a mi cabeza o te han mencionado, a no poder evitar tener un nudo todas y cada una de estas veces... pero supongo que algún día podré superarlo, de todas maneras, te recuerdo con una sonrisa en la cara, bien orgullosa de ti, y de poder decir bien alto hacia todo el mundo de la abuela que tenía, la que desde el primer segundo de vida estuvo ahí, y no todo el mundo puede tener esa suerte. Ahora, por desgracia, has dejado un vacío en la mesa, pero no lo has dejado en mi corazón.

Gracias por ser un ejemplo a seguir.
Te quiero.

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