Los cafés siempre estaban insípidos para ella, a pesar de su intenso aroma. El cielo siempre aparentaba estar gris, por muy intenso que fuera su cián brillante. Los viajes en autobús urbano siempre eran una excusa perfecta para que la melancolía se abriera paso. Su risa tímida demostraba que la monotonía y la tristeza, puede ser ese toque de inspiración que a muchos nos falta. Puede que la rutina no sea tan mala.



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