La importancia de las cosas pequeñas.



   Después de preguntarme a cerca de las diferentes posibilidades de encontrar la "verdadera felicidad", me he dado cuenta de que estamos rodeados de ella, pero desgraciadamente, casi todos a lo largo de la vida trazamos un velo que nos impide sentirla y menos aun ser conscientes de que la misma nos pertenece si nos proponemos alcanzarla. La sociedad en la que vivimos nos empuja a pensar que la felicidad es un sueño muy difícil de alcanzar, porque los medios de comunicación han moldeado nuestros valores y preferencias, con el objetivo de hacernos consumistas y materialistas. No muy lejos de todo esto existe una realidad paralela, que se aleja por completo de las ideas antes citadas. El secreto mejor guardado y la llave de esta puerta hacia la auténtica felicidad se puede definir con una frase: "La importancia de las cosas pequeñas".
   Durante todo lo que transcurre a lo largo de nuestra vida, no nos damos cuenta de las cosas pequeñas que suceden a nuestro alrededor, que el conjunto de todas ellas son las que hacen que nuestros días sean más ligeros, más llevaderos, digamos que un poco mejores, cosas como un saludo, una letra, un beso, una mirada, cerrar la puerta sin golpear, mover la silla sin hacer ruido, recibir a una persona con atención, ceder el asiento a un anciano o a una mujer embarazada, ayudar a un ciego a cruzar la calle, regalar una flor, etc. Cosas como estas, que muchas veces otras personas hacen por nosotros esperando que nos demos cuenta de ello, pero no respondemos ni siquiera con un "gracias". 
   A veces, no valoramos los pequeños detalles, sin darnos cuenta de que estos son los que hacen grandes cosas. Que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás. Porqué la vida son momentos, aunque ahora, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, desperdiciando esos momentos que no vamos a poder ver de nuevo, esos que ya han desaparecido. Y han desaparecido por no saber valorarlos, por no saber valorar esas pequeñas cosas, esos pequeños detalles, esos, que marcan la diferencia, que son tan bonitos, o más, como los grandes, son incluso más importantes, porque no ocurren muy a menudo, solo ocurren en determinados momentos, y es ahí, cuando se hacen aún más especiales, porque llega de sorpresa, sin que te lo esperes, y tienes que estar avispado, para no perdértelo. Que una simple mirada puede cambiarlo todo, o simplemente los pequeños detalles que puede hacerte una persona especial y no un gran regalo, como por ejemplo con un simple mensaje diciéndote “te quiero” es más que si te regala una camiseta de 50€. Porque es verdad, que ahora la gente se ha vuelto muy materialista, y no se dan cuenta de que es más importante la persona que hace ese detalle, que el regalo en sí. Deberíamos valorar más a las personas antes que a un simple regalo. Y es que, es mucho más importante lo emocional, antes que lo material.
   Nos pasamos parte de nuestro tiempo buscando la forma de obtener "cosas" que nos hagan felices, sin entender que no hay mayor placer que "dar" en vez de "obtener", porque cuando damos lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio, experimentamos una sensación que difícilmente se puede expresar con palabras. Una de las claves más importantes es la de vivir el aquí y ahora, sin importar lo que estemos llevando a cabo, siendo capaces de centrar nuestra atención sólo en la acción presente. Sólo disfruta cada segundo como si fuera el último, sin pensar en nada más. Un café con tu pareja en aquel bar que tanto os gusta visitar, haz cosas que tenías olvidadas (escribe un blog, dibuja, haz deporte...) Si no puedes ir de vacaciones al Caribe, piensa en algo fácil, cerca de casa, donde puedas disfrutar de un tiempo en familia, cambiando los caros restaurantes por un picnic en medio de la montaña. En definitiva, haz grande todo lo pequeño y transfórmalo en algo maravilloso y perdurable, que te haga sentir vivo y especial en el mundo.
   Porqué como dijo Benjamin Franklin “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”

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